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lunes, 16 de marzo de 2009

Quiero una espalda...

Sudada, en la que pueda aferrar mis brazos cansados. Una en la que mis dedos jueguen y se pierdan sin porqué. Quiero una espalda bajo mis labios temblorosos para recorerla con mi lengua y apretarla con mis dientes.
Una espalda donde dibujar con mis uñas toda mi pasión de mujer. Una donde pueda sostenerme cuando las caricias me hagan desvanecer. Quiero una espalda firme donde pueda recostar mis suaves senos. Donde mi enmudecido cuerpo descanse luego de que pase el temblor.
Quiero una espalda que sea mia, donde pueda al amanecer apollar mi cuaderno... y escribir un poema de amor.

domingo, 15 de marzo de 2009

... y me di cuenta cuando era ya muy tarde.

Reapareciste...

Y mi corazón se impacienta al darse cuenta de que todas tus palabras aun causan mayor efecto. Recordar todas las noches y amaneceres entregados al descontrol de la pasiòn. Te extrañé... Como el cuerpo extraña el sudor y las sabanas a los amantes, como el poeta a la prostituta de la esquina, como el vacio vientre de una madre. Pienso en ti como cada uno de los versos que por ti he escrito.

Pensaba en tus besos...

Los labios mas libidinosos y expertos que me hayan jamas besado. En tus manos... instrumentos de tortura que tantas veces me hicieron desvanecer enrredada por el morbo que me causan. Y tu sexo. Tu miembro perfecto. Recordé todas las veces que moría entre tus piernas para luego renacer en un suspiro.

Mis manos enredadas en tu pelo... los dorados mechones que tantas veces arranqué de raiz cuando me acercaba al orgasmo. La cremosa piel de tu espalda, enrojecida por mis arañazos. Recordé tu rostro... aveces de angel, otras de demonio. Tu mirada rabiosa y triste a la vez. A ti... el amante perfecto. Quien me hizo alcanzar un nivel de placer casi inexistente.
Siempre pensé que esto era mas que sexo, no concebía el simple hecho de esta entrega tan total y desmesurada como un acto de simple lujuria. Y ahora me dices, despues de tanto tiempo, que en cada una de esas noches juntos me hiciste el amor. Que ya no puedes seguir sin mi, que me extrañas, que me necesitas. Me dices que entre esas cuatro paredes siempre fuiste feliz, a mi lado... y dices que te diste cuenta, cuando era ya muy tarde.
Me dices que me amas... y que regresarás.

Y yo solo te digo...
Aqui te espero, mi Greñudo Desteñido.